La caridad de pan, vino y queso de San Ildefonso

Con motivo de la festividad de San Ildefonso el arrendatario del molino de Las Puentes debía ofrecer a los vecinos de la localidad una caridad de pan vino y queso. Ahora la caridad es en forma de paella, caldereta o barbacoa, pero el sentido es el mismo.
No sabemos en qué momento ni quién decidió que San Ildefonso fuera el titular de la parroquia y que ese día se celebrara la «chinela». Quien mandara construir la iglesia (dependiente entonces de Galve) y dedicarla a San Ildefonso lo haría, probablemente a finales del siglo XV, dado que la Cruz procesional data de principios del XVI y que la cofradía de los Hermanos del Señor ya existía en 1568. Asimismo la bula teóricamente concedida a dicha Cofradía y danzantes parece datar de 1606.

La Chinela en 2009
Por lo que iremos viendo a continuación existía un molino harinero en el arroyo del Hervidero fundado, al parecer por Gabriel Montero. Por deseo expreso del propietario del molino se instituyó el aniversario, con vigilia, misa, gastos de cera etc. en honor del titular de la parroquia a celebrar el 23 de enero. Ello incluía una fundación para aplicar sufragios por el ánima del fundador. Después, como se verá, se adoptó el compromiso de la caridad de pan vino y queso. Nada se dice ni se sabe del inicio de la costumbre de la Chinela.

Procesión y Chinela en los años ochenta
El que fue párroco de Valverde en 1982, Juan Antonio Marco Martínez, hoy canónigo organista de la catedral de Sigüenza, publicó en el año 2006 el libro “Valverde de los Arroyos, parroquia y parroquianos” y nos contaba cómo había sido el comienzo de las solemnidades dedicadas a San Ildefonso:
“A finales del siglo XVI, un feligrés Gabriel Montero, se preocupó de que el 23 de enero se celebrara con solemnidad la festividad de San Ildefonso, asegurando la asistencia de fieles, incluso de los pueblos cercanos, instituyendo una caridad de pan vino y queso para todos los asistentes a la fiesta del santo”. Así se recogía en 1647 en el “Libro de Becerro de todas las fundaciones de aniversarios y buenas memorias que hay fundadas en la iglesia parroquial del lugar de Valverde:”
“Henero a 23, día de San Ildefonso, aniversario perpetuo y vigilia, pitanza cinco reales sobre un molino que se llama el molino viejo que está junto a este lugar, poseedor Juan Montero, este día se da una caridad de pan y vino y queso a todos los que se hallaren presentes sobre dicho molino que lo fundó Gabriel Montero… y se obligó al cumplimiento en la forma ordinaria y a pagar la pitanza de cinco reales de cera y ofrenda y dar en la dicha caridad pan y vino y queso a todos los que se hallaren presentes según mas largamente consta del reconocimiento que me remito…”
Caldereta «de la caridad» en el Portalejo
Muchos años después (seguimos a Juan Antonio Marco), en 1784 “era poseedor del molino de Las Puentes con la carga de festividad y caridad de San Ildefonso, Manuel Moreno quien a causa de que en el pueblo hay otro molino harinero de mejores circunstancias, pide al provisor diocesano que anule la obligación de la caridad de pan y vino y queso, ya que de otro modo el molino de Las Puentes no era rentable de modo que consume esto más o al menos tanto que aquello que le produce dicho molino”. En consecuencia se le exime y solo tiene de obligación “de cumplir en cada año el referido aniversario de vísperas y misa con la cera y ofrenda necesaria por el ánima del fundador”.
Parece que, a partir de entonces el Concejo se hizo cargo de la pitanza y sería el Ayuntamiento el que ofrecía el pan, vino y queso a los asistentes al festejo. Seguramente a consecuencia de que el pueblo era el propietario de este nuevo molino, aguas abajo y con mejor caudal. Así en 1828 las cuentas del ayuntamiento incluyen una partida: “Por el vino del alboroque, 0,43”

La paella «de la caridad» en 2025
Testimonios orales nos cuentan que antaño el ayuntamiento daba, al menos, pan y vino con motivo de la fiesta. Quizás también queso de leche de cabra y oveja que se hacía en el mismo pueblo. A los niños se les daba un coscurro de pan de rosca, muy esperado, que traía el cartero desde Tamajón. Luego cada uno se buscaba un poco la vida pidiendo en casa una onza de chocolate.
A los mayores el Concejo se les daba también un trago de vino en los recipientes del concejo, una jarra, el cuartillo y el azumbre. Esto formaba parte del alboroque que celebraba algún acontecimiento, o que refrendaba algún contrato efectuado con éxito. (Ver nuestra anterior entrada “El alboroque y la caridad” publicada en 22 de enero de 2023: https://valverdedeocejon.com/2024/01/22/el-alboroque-y-la-caridad/).

Misa de San Ildefonso en 2009
Siendo la sociedad valverdeña muy matriarcal en lo referente a las asuntos de casa e iglesia y muy patriarcal en lo referente al campo y al concejo, había una costumbre que nadie ponía en discusión: a los hombres se les ofrecía primero la bebida y el pan y el queso, y tenían derecho a coger los trozos más grandes. Las mujeres podían coger después los trozos más pequeños y seguramente (si es que se les ofrecía) daban un trago más pequeño. Sabemos incluso que el recipiente que se utiliza en Arroyo de Fraguas, con un motivo similar, tiene dos cavidades, la más grande para los hombres y la más pequeña, en el revés, para las mujeres.

Recipiente para el alboroque de Arroyo de Fraguas
En los años setenta la población y las costumbres decayeron y la festividad del santo apenas tenía trascendencia. Posteriormente, con el repunte de población y de las visitas de fin de semana, comenzó de nuevo el auge de la celebración de la Chinela: festejos el día del santo y el fin de semana, recogida masiva y encañado de brezos para la hoguera, chinela en ambas ocasiones y nocturna, comida popular en ambas fechas, cena de jóvenes, celebraciones con grupos de dulzaineros, relanzamiento de la cofradía, elaboración del estandarte y de las insignias, etc.
Comida popular en 2025 ofrecida por el ayuntamiento
Que no decaigan las tradiciones y actos de convivencia, religiosa o gastronómica