CANTAR DE RAMOS (¿De Florencia Martín?)

Cada moza del bando tenía su propio cancionero en un cuadernillo y con él asistían a los ensayos en casa de la mayorala. De muchas canciones existen diversas versiones, como por ejemplo de la del Domingo de Ramos. Esta versión la recogimos de cancionero de Florita Gordo, quizás heredado de su madre Florencia Martín y a lo mejor compuesta por ella misma, ya que sobre la marcha se van haciendo algunas correcciones.

Qué día tan memorable el día que hoy celebramos.

Qué día tan memorable el domingo de los ramos.

Qué día tan memorable el domingo de los ramos,

no podamos olvidarle nunca los buenos cristianos.

No podemos olvidar este día de pasión

porque en él tiene principio la semana de dolor.

Pues desde que Adán pecó prometido está por Dios,

de profetas anunciado del mundo la redención.

Empezando a ejecutarse en este sagrado día

la pasión del redentor y todas sus profecías.

De Betania caminaba Jesús a Jerusalén,

donde había de cumplirse de los profetas la ley.

A caballo en un jumento a Jerusalén entraba

y los apóstoles santos humildes le acompañaban.

A predicar su doctrina a Jerusalén llegaba

y con ardientes deseos iluso los esperaba.

Con grande suntuosidad las calles engalanaban

con alfombras y tapices por donde el señor pasaba.

La gente con regocijo al redentor saludaba

ramos de palma y olivo por el aire se cruzaban.

Hombres, mujeres y ancianos a grandes voces decían:

Viva el hijo de David y su sagrada doctrina.

Jesús se dirigió al templo donde estuvo todo el día

curando muchos enfermos y explicando su doctrina.

La gente de la ciudad de oírle no se cansaba

pero en llegando la tarde se retiran a sus casas.

Y Jesús se despidió de sus queridos oyentes,

diciéndoles volvería el primer jueves siguiente.

Como la noche cerraba a Betania se volvió

con todo su apostolado humilde le acompañó.

De nuevo tornó a salir al otro día temprano

y se marchó a predicar a los pueblos más cercanos.

Tres días pasó Jesús por todos aquellos pueblos

explicando fiel doctrina y curando a los enfermos.

Entretanto los judíos un gran ardid le deparan,

para quitarle la vida mil calumnias le preparan.

Ya que llegó el cuarto día a Jerusalén volvió

con todo su apostolado una gran cena ordenó.

En la cual instituyó la sagrada eucaristía

para poder ofrecerse por el hombre cada día.

Después se retiró a orar al huerto de las olivas

y Judas marchó a venderle a los ancianos y escribas.

Estando Jesús orando en el huerto se presentan,

con un ósculo traidor y a los escribas le entrega.

Eran estos por envidia enemigos de Jesús

y al instante decretaron sacrificarle en la cruz.

Preso a casa de Anás al instante fue llevado

y por orden de este fue ante Caifás presentado.

Viendo que ninguno de ellos a Jesús le condenaba

le llevaron a Pilatos para que le sentenciaran.

Y este no encontrando causa para a Jesús sentenciar

mandó que fuera llevado de Herodes al tribunal.

Herodes interrogó a Jesús ásperamente

y como no contestó le vistió como demente.

En tal estado vestido a Pilatos le volvió

y este mandó que azotado sea asomado al balcón.

Pilatos, aunque confuso a muerte le condenó

si bien le creyó inocente solo por salvar su honor.

Una vez ya sentenciado por aquel injusto juez

Nuestro Señor fue entregado a aquel inicuo tropel.

Los judíos con gran gozo le escupieron y azotaron

y para mayor escarnio de espinas le coronaron.

Al Calvario le llevaron donde con severidad

en una cruz le clavaron con fiereza y crueldad.

Todos los seres quedaron llenos de terror y espanto

al ver al rey de los cielos clavado de pies y manos.

No saciados los judíos en alto le levantaron

Y con una enorme lanza le atraviesan el costado.

Todo lo sufrió Jesús con mucho amor y humildad,

por libranos del pecado del yugo de Satanás.

Hasta tal punto llegó el amor del Salvador

que ofrece su propia sangre porque viva el pecador.

Quedando así terminada la misión del redentor

y las puertas de los cielos abiertas al pecador.

Cristianos los que escucháis esta Sagrada Pasión

en esta Semana Santa no olvidéis la redención.

Que la iglesia nuestra madre la celebra con dolor,

acompañarla en sus actos, acudamos con fervor.

Pues siendo fieles a ella y guardando su ley santa

alcanzaremos de Dios nuestra bienaventuranza.

 

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