Carta del Pueblo nº 10 – Junio de 1981 (J.F. Benito)

Se publica este número (en vísperas de nuestra Octava de 2023) con motivo de la Fiesta de 1981, y a ella se dedica en su integridad; tan solo un artículo, sin firma aunque de autor bien conocido (Bernardo Gordo), habla de paisaje , lugares y rincones (ese es el título) que todos deberíamos conocer.

José Maria habla de comedias; Antonio Herrera, escribe sobre las danzas; Jesús García Perdices incluye un bello poema dedicado al pueblo y Josefer, en su saludo, pide a los visitantes respeto, tanto a los actos, como a la naturaleza y como a los demás. En este sentido, cabe recordar que lo que hoy es habitual en fines de semana, y desde luego, en puentes, plaza llena de gente, aparcamientos insuficientes, etc, en aquel entonces solo se daba para la Fiesta, cuando gentes de todas partes acudían a la llamada de un folclore único y la Guardia Civil ponía coto a las entradas con coche.

Se incluye el humilde programa, donde no hay orquestas ni lunes, aunque sí partidos de bolos y fútbol contra equipos de campanillas.

Reproducimos aquí el poema de García Perdices que, en sus tercetos encadenados, va mostrando el amor y la admiración que Valverde despertó en el poeta y montañero.

Y si quieres leer el número completo, aquí tienes el enlace: https://valverdedeocejon.com/wp-content/uploads/2023/06/Carta-10.pdf

                             VALVERDE DE LOS ARROYOS (Por Jesús García Perdices)

Desde la verde alfombra de las eras
yo veo como el agua se desliza
puliendo la pared de las chorreras.

Arriba, el Ocejón, de un gris ceniza,
pastorea las nubes en su altura
de nevada pizarra quebradiza.

Valverde es un prodigio de frescura,
milagro del arroyo y la enramada
que nos llenan los ojos de hermosura.

Esa danza ritual, sacralizada,
mezcla de religión y paganismo,
fue a través de los siglos conservada.

Un derroche de gracia y de tipismo
que por la Octava del Corpus ofrece
su arcaico y entrañable cristianismo.

Me enamora la jara que florece,
la estepa y el tomillo, y el romero,
que todo lo perfuma y embellece.

Al pie del Ocejón, hermoso y fiero,
junto al agua, la roca y la floresta,
me siento, más que nunca, montañero.

 

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