CUANDO LAS PATATAS CABÍAN EN UN CÁNTARO  (Por Emilio Robledo)

Es tiempo de recolección de las patatas. Hoy también su cosecha va a ser reducida en Valverde aunque por motivos bien distintos a cuando se decía que las patatas que se cogían cabían en un cántaro.

Son muchas las veces que he oído decir a mi madre que en la época de sus abuelos la cosecha de patatas cabía en un cántaro, afirmación sin duda exagerada pues bien sabemos que, además de para el propio consumo, cada vecino de Valverde tenía que dar al médico y al sacristán una arroba de patatas por los servicios prestados. La utilización de la patata como moneda de pago por la prestación de servicios habla bien a las claras de la importancia que tenía este producto no tanto por su valor en sí cuanto por su escasez. Tampoco parece coincidir con el testimonio del vecino Josef Montero que en el año 1818 decía textualmente que los huertos “le produjeron en papas 55 @,”. Uno y otro testimonio sí reflejan el número reducido de su producción en comparación con lo que aquellos abuelos conocerían después. La explicación era clara, antes de la construcción de la reguera del Cacerón únicamente sembraban patatas en las fincas que se podían regar con el agua de los arroyos, en concreto en los márgenes del arroyo de Barrancastillero (Barranco del Castillero), la Angostura, el Carbonero, etc.; de las pozas de los Regajos, de la Cuesta, etc. o del manantial que surtía de agua a las fuentes de Valverde y de Zarzuela así como del sobrante de las mismas, como confirman dos documentos del siglo XIX, uno del primero y otro del último cuarto de siglo.

El primer documento es una Relación y Memorial de las Casas, Edificios, Tierras y demás Propiedades que dice tener cada vecino del lugar de Valverde en el año 1818. En el apartado referido a las tierras se distingue entre las fincas de secano (1170), los prados (254) y los huertos de regadío (245) (las cifras son el total de lo manifestado por cada uno de los 49 vecinos que figuran en el documento) localizándose estos últimos en parajes como:

      • Barrancastillero: 18 huertos.
      • Mandaoveja: 15    “
      • Los Sestiles: 13    “
      • Los Chorretones: 11 “
      • La Angostura: 10 “
      • La Llanada: 9    “
      • El Molino: 8 “
      • La Prairuela (Praihuela): 8    “
      • Las Hombrigüelas: 7    “
      • Los Atezares, Las Puentes o La Umbría: 6    “

Podríamos continuar con una larga relación de más de una veintena de lugares donde había otros huertos, todos ellos, como los anteriores, situados en zonas próximas a arroyos o pozas con cuya agua se regaban: El Tranquillo, El Barranco de las Chorreras, El Hervidero… o el Batán de Abajo, etc. y otros situados en el pueblo que serían regados con el agua del mismo manantial que nutría la fuente: El Barrimedio, Las Eras, El Ejido, etc. Tres casos a título de ejemplo entre los que mayor cantidad de tierras poseían:

Diego Montero: dice tener 39 fincas de secano, 20 Prados y 9 huertos situados en La Mata, Barrancastillero, Las Chorreras, El Barrio de Arriba, Casa, La llaná (¿), Los Estiles, El Molino y los Atezares.

Pedro Benito: dice tener 43 fincas de secano, 7 prados y 10 huertos situados en Bereza el Raso. Las Chorreras, El Tranquillo, Los Estiles, El Pontón, El Irodelasomo, El Río de Robledo, El Huerto de la Iglesia, El Huerto de casa y El Erandón.

Sin duda el testimonio más interesante es el del ya citado Josef Montero quien al final de su declaración de 42 fincas de secano, 11 prados y 8 huertos  incluye lo que él llama Producciones de todas las especies, que  transcribo a continuación:

“Tierras: De las tierras de secano de 1ª, 2ª y 3ª clase tuve sembrado el año 1817 dos fanegas y media de centeno…

Prados: los prados me produjeron en hierba 60 gavillas. En frutas el año anterior, nada.

Huertos: Me produjeron en papas 55 @, en hortalizas importe de 35 rs”.

Colmenas: En cera una libra. En miel una cuartilla.

Ganado lanar: en lana tres cuartillas”.

El segundo documento es de 1866. Se trata de la escritura de compraventa de las fincas procedentes del clero, las fincas conocidas como de la Cofradía.  Entre las 28 fincas compradas por Isidro Bermejo en nombre y representación de los hermanos de la Cofradía de Coronados señala 10 de ellas como de regadío. Tres prados: en las Rabuseras, en el Mesón y en la Costanilla; y siete huertos: en el Arroyo, en el pueblo, en la calleja del Barrimedio, en la Praderuela, en el Toril, en el Ejido y en Zarzuela. El resto de las fincas, algunas de ellas situadas en lugares que más tarde serían de regadío, como es el caso de varias de ellas en El Robledo (Robreo), aparecen en dicha escritura como de secano.

Con el agua de Despeñalagua se pudieron ampliar las zonas de regadío hasta el Robreo, Zarzuela o la Cabezuela con toda probabilidad a finales de la década de los años sesenta o de los primeros de la década de los 70 del S. XIX, (pero ésta es otra historia sobre la que habrá que volver en algún momento) incrementándose el número de tierras destinadas a la producción de la patata.

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