De Gamones, Arberjas y Rabiacanes

Comentábamos en una entrega pasada que del roble se aprovechaba todo: “Del roble hasta las hojas”. Hoy dedicamos unas líneas a describir otras muchas plantas que se cosechaban en este tiempo y que supusieron antaño una fuente de alimentación en nuestro pueblo, suponemos que sólo animal.

El gamón (Asphodelus albus) es una planta herbácea que crece en primavera en los prados. Como curiosidad, en la antigua Grecia se asociaba a la muerte utilizándose en las ceremonias fúnebres y, en la mitología, los prados asfódelos eran una sección del inframundo equivalente al limbo cristiano. Y, también, curiosamente, en la actualidad, en Ubrique, en plena Ruta de los Pueblos Blancos de Cádiz, se celebra en Mayo la “Crujía de los gamones”.

Las hojas nacen a partir de la base de la planta y se extienden lateralmente, dejando que el tallo vaya creciendo formando un racimo de flores blancas de seis pétalos que va abriendo de abajo hacia arriba. Antiguamente era una fuente complementaria en la alimentación animal ya que las hojas que crecen en la base del tallo se recolectaban formando haces. Se ponían a secar sobre las praderas y después se llevaban a las casillas, almacenándose para el invierno. Una vez secas se podían poner en los comederos para las cabras u ovejas, pero también formaban parte de la alimentación de los cochinos. El caldero se ponía a cocer con agua colgado del hallar en la lumbre y en su interior se añadían las patatas, sobre todo las viejas y menos aprovechables, las hojas de los gamones y el salvado. Más de uno sacaba una patata del mismo caldero para merendar, aunque se amoragara.

Una utilidad complementaria del gamón es el tallo o la gamoneta. Una vez seco y cortado en trozos de unos diez cm. se utiliza para enrollar en espiral la pasta dulce con la que se hacen las “barrenillas”. Fritas en aceite bien caliente, al sacarlas se deslizan a lo largo de su eje, manteniendo su forma de tirabuzón. La ventaja de utilizar este tallo es que no se deteriora, no se enrancia ni chupa aceite, siendo reutilizable casi indefinidamente.

La alverjana, arveja o arvejana (Vicia sativa) es también denominada en algunos sitios como veza. Es una planta herbácea leguminosa parecida al guisante, de 40-60 cm. que crece espontáneamente por campos, caminos y barbechos. Las flores tienen un bonito color violáceo. Es una fuente importante de proteínas para los animales y en los cultivos a veces se siega sin recolectar, dejándola como abono en el suelo por su capacidad para fijar nitrógeno.

Llegada la primavera o principios del verano se recolectaba en pequeños haces y se echaba al comedero de las reses que se alimentaban tanto de las hojas y tallos, como de los frutos, contenidos en el interior de una pequeña vaina. Ya formó parte de la dieta en el Neolítico y se cultivó en la antigua Roma. Y es posible que, en tiempos de necesidad, se utilizara también en la alimentación de los sufridos serranos.

La almorta también pertenece a esta familia, e incluso se confunden las denominaciones entre los miembros de ella, utilizándose también hace años en la alimentación, sobre todo de la postguerra, en forma de gachas manchegas. El problema es que su uso continuado y casi exclusivo da lugar al latirismo, muy común en los años cuarenta, produciendo parálisis de miembros inferiores y degeneración osteoarticular. Aunque se prohibió en 1967, posteriormente se ha autorizado para su consumo esporádico.

Otras plantas es posible que también se utilizaran previamente en Valverde, como pueden ser los altramuces. En el Conde Lucanor se cuenta que un hombre poderoso caído en desgracia sólo podía comer altramuces. Tiene altas propiedades nutritivas y beneficiosas para la salud, existiendo en forma comercial.

Puestos a aprovechar ilimitadamente los productos de la tierra, recordamos que el rabiacán (arraclán o Frangula alnus), se recolectaba para que los animales se alimentaran de sus hojas. Se cortaban los tallos jóvenes y se llevaba a las casillas. Aunque en las herboristerías también se comercializa, su consumo en fresco puede dar lugar a vómitos y diarrea. Y el “rabiacán de zorra” (serval o Sorbus aucuparia) sirve también para hacer jugosas mermeladas y tranquilizantes infusiones.

Y no digamos nada de las excelencias de los pámpanos de las parras, de los tallos de la zarzamora, de las hojas de la acedera, de la insípida gayuba, de la pamplina, el berro… ¿Quién dijo hambre?

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