CARTA DEL PUEBLO  Nº 12 – Marzo 1982 (J.F. Benito)

Abre este número un artículo, a modo de editorial, que firma el recordado Cano (Cándido Robledo), por entonces presidente de la Asociación, y que titula  “ ¿Qué fue del Concejo?“, título que da clara idea del contenido.

Quien esto escribe, reproduce aquí una poesía que su padre dedicaba a la recogida de la patata, tarea fundamental en la vida del pueblo, pues se trataba de recolectar el alimento básico, junto con el pan, en la dieta de los valverdeños, y aún de alguno de sus animales.

José María Alonso reflexiona sobre lo bueno y lo malo, virtudes y pecados de este nuestro pueblo, en su artículo “Cara y cruz”, y se completa el número con una convocatoria de un concurso fotográfico, los tradicionales pasatiempos, una reproducción de los Mayos de Berninches y un poema que Antonio Monasterio, quien fuera alcalde, dedica a Jesús Montero, compañero leal y amigo fraterno, fallecido joven aún, dejando un vacío grande en la vida del autor y en la del pueblo todo. Reproducimos aquí la sentida elegía.

UN  GRAN  VACIO

Se abrieron las puertas grandes del cielo,

Tocó a clamor la campana

y al entrar en él tan delicioso manjar,

los comensales de la mesa de Dios

se pusieron contentos.

¡Pero Señor! ¿Acaso tiene hambre tu reino

para que de un rebaño ya de por sí débil y corto

pidieras el mejor cordero?

¿O es que la Gloria es la muerte

y tus hijos no te entendemos?

Tocó a clamor la campana y se extendió por el pueblo

el silencio, la tristeza, el vacío;

dejaste en el campo un hueco imposible de cubrir

por nadie más, compañero.

Se vino abajo tu casa, ayer la mejor del censo;

se le acabó el esplendor cuando se acabó tu aliento.

Hoy solo quedan tus padres

tras tu huella y tu recuerdo,

y tu viejo amigo Chao,

tu fiel y querido perro,

que aún te espera entre el ganado

sin querer volver al fuego.

Desde Majás Viejas al Hervidero;

desde Peña Rubia al Campachuelo;

desde la Dehesa a la Peña el Cerro

se nota tu vacío, compañero.

Tu fuerte silbido, tu voz fuerte de pastoreo,

el balar de tu rebaño y el sonar de tus cencerros

alegraban cada día las zonas de nuestro término.

¿Quién, como tú, mantendrá los prados frescos?

¿Quién, como tú, esperará al sol en el cerro?

¿Quién, como tú, hará que cada Febrero

llegue la vida a Valverde con balidos de corderos?

¿Con quíén tomaré la cerveza después del cotidiano esfuerzo ?

¿Quién ocupará tu sitio junto a la ventana?

Miramos los damianes ese hueco

y un escalofrío, cada noche,

nos recorre, sin querer, el cuerpo.

Estoy convencido que lo mismo

le sucede, por tu ausencia, al pueblo.

ANTONIO MONASTERIO

Lee aquí el número completo: https://valverdedeocejon.com/wp-content/uploads/2023/09/Carta-12.pdf

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