La Pasión

llega la Semana Santa y recordamos todas las tradiciones que se siguen manteniendo en nuestro pueblo. Pero en esta ocasión lo haremos por medio de una pieza del repertorio de la mozas, que, dada su extensión probablemente no se llegó a cantar. Es un largo poema recuperado del cancionero de Julia Mata, el cuadernillo que conservaban todas las mozas del bando. A ella y a su marido, Isidoro Mata, recientemente fallecidos ambos, queremos homenajear hoy. 

Tan larga como la propia lectura de la Pasión en los días de Semana Santa, 60 estrofas, motivo por el que probablemente no era  la preferida de las mozas y pasó sin éxito y sin ser recogida en los cancioneros publicados y, probablemente, nunca fue cantada. De autor desconocido, está construida en cuartetas de rimas fáciles y descripción y lenguaje llanos, con los anacronismos habituales de estas canciones populares.

Una vez que terminó de predicar su doctrina

se presenta el Salvador un domingo en Palestina.

En cabalgadura humilde en Jerusalén entró

y con vítores y flores el pueblo los recibió.

Ramos de olivos y palmas y vestidos por el suelo

arrojaban al pasar al hijo del Dios del cielo.

ramos 009

Bendito sea el que viene hoy en nombre del Señor,

gritaba la muchedumbre  al paso del Redentor.

Sálvanos en las alturas claman a voces también,

sálvanos pedían todos al Rey que nació en Belén.

Después de tanta alegría que arrebata y embelesa

nadie le brindó un pedazo de pan sentado a su mesa.

Después de orar en el templo a Betania se volvió

y en ayunas por la tarde en casa de Marta entró.

Por ser fiesta del cordero quiso cumplir con la ley,

cena y luego constituye la cena para su grey.

Se quitó sus vestiduras y un lienzo limpio tomó

y a sus discípulos luego humilde los pies lavó.

Con su humildad quiso dar ejemplo a las multitudes

que es la base en que se forma el templo de las virtudes.

ssanta07 048

Jueves Santo 2007

Terminado el lavatorio el sacramento ordenó

y con su llama amorosa al mundo le iluminó.

Luego un sermón pronunció dando gracias al eterno

con la dulzura y cariño del hijo a su padre tierno.

San Juan, Santiago y San Pedro al huerto le acompañaron

y al maestro estas palabras con tristeza le escucharon:

Triste está mi ánimo, dijo hasta la muerte esperar

y, postrándose de hinojos, conmigo, añadió, velad.

Pase este cáliz de mí, padre mío si es posible,

pronunció con gran cansancio y sufrimiento indecible.

Mas no se haga como quiero sino como tú lo quieras.

Así nos mostró que son sus doctrinas verdaderas.

Hecha esta oración tres veces fue tan grande su agonía

que su inmaculada frente gotas de sangre vertía.

Los pecados de los hombres diéronle horrible congoja

y su ingratitud tiñó la tierra con sangre roja.

Los miembros sintieron todos un tormento sin igual

pensando en los pecadores con su infamia y con su mal.

Y en la negación de Pedro y huída de los demás

y en la pena de su madre que no la vería más.

Al levantarse del suelo en su agonía no cesa

y en la piedra donde oró quedó su rodilla impresa.

Dormid, dijo a sus discípulos y descansad de este día,

veis ya la hora llegada al hombre hijo de María.

Hermano de pecadores con traición seré entregado

y esto diciendo entró Judas con un escuadrón armado.

A quién buscáis, al Señor, preguntó alegre y sereno

y el grupo le contestó: sólo a Jesús Nazareno.

Jesús les dijo; Yo soy, y al suelo todos cayeron

como heridos por el rayo de la entereza que vieron.

Sin licencia del Señor no se hubieran levantado

que por ser él Dios tenía su poder alimentado.

Tornó a preguntar qué buscan y la respuesta fue igual.

Dios te salve, dijo Judas dándole el beso fatal.

¿A qué vinisteis, amigo? El maestro preguntó

y San Pedro al verlas turbias la espada desenvainó.

A un criado del pontífice cortó la oreja derecha

pero Jesús intervino cicatrizando la brecha.

Mete la espada en su vaina le dijo a Pedro el Señor,

no quieres que beba, Pedro, el cáliz de mi dolor.

Pronunciaba estas palabras con energía y firmeza

para demostrar a todos que moría sin flaqueza.

Volviéndose a los ancianos de aquellas viles mesnadas

les afrentó que salieran a prenderle con espadas.

viernes 001

Viernes Santo 2009

Esta, dijo, es vuestra hora y de lo oscuro el poder,

soy el rey de los judíos soy el que habéis de prender.

Se abalanzaron a él, echándole fuertes lazos

hasta que hicieron sangrar a sus amorosos brazos.

Con ignominia agraviosa llevaron al rey del cielo

a empujones y puñaladas arrastrado por el suelo.

Preso pues el Salvador con estruendo y vocería

fue puesto en casa de Anás pontífice en aquel día.

Los discípulos y Pedro hieren con gesto iracundo.

Él dijo: yo sólo he hablado en público para el mundo.

¿Qué me preguntas a mí? Pregunta a quien ha oído,

ellos saben lo que dije y en secreto nada he dicho.

Cristo del Perdón de Atienza

Cristo del Perdón de Atienza

Un ministro descargó en Jesús su bofetada

y aquella frente se vió una vez más ultrajada.

Con mansedumbre Jesús dijo al peor de los seres:

Si hablé mal muéstrame en qué y si no ¿por qué me hieres?

Luego en casa de Caifás quién era le preguntaron

y al responder la verdad de nuevo le lastimaron.

Con empujones e injurias, desgarrado y escupido

le decían: profetiza, qué mano es la que te ha herido.

Los soldados se mofaban de aquel divino cordero

que sufría por salvar del pecado al mundo entero.

En aquella noche amarga hasta Pedro le negó

diciendo no conocía aquel que tanto le amó.

Monumento

Los soldados le vistieron con la clámide encarnada

y siguieron la tortura de azotes y bofetadas.

Escarnio como aquel nunca vieron los montes y ríos,

Sálvete Dios, le decían, faro Rey de los judíos.

Ebrios de sangre pusieron sobre las sienes divinas

corona de rey por mofa y era corona de espinas.

A este hombre tenéis envidia, dijo Pilatos dolido,

pero la saña y barbarie no se había conmovido.

Crucificarle, gritaron, con un griterío atroz

sin que en defensa de Cristo se alzase una sola voz.

Pilatos le abandonó, pusilánime y cobarde

y para salvar su honor era demasiado tarde.

Pronunciada la sentencia bajo tan negro capuz,

a Jesucristo cargaron al hombro pesada cruz.

Por el peso del madero Jesús al suelo cayó

IMG 6611

y el buen Simón Cirineo a llevarla le ayudó.

La Verónica enjugó aquel rostro con su toca,

la piedad del corazón no ha de decirla la boca.

La Virgen en su dolor a su hijo no pudo hablar,

nada dijo su palabra, todo lo dijo al mirar.

Renovadas las heridas con crueldad inhumana,

su sangre de redención por todo su cuerpo mana.

DSC08064

Clavado de pies y manos con el pesado madero

fue puesto por nuestras culpas Jesús el Dios verdadero.

Así acabó el Redentor no sin pedir a su padre

perdón por sus enemigos, consuelo para su madre.

Expirando balbuceó: Consumatum est, y fijo

con la vista hacia occidente se dirigió al padre el hijo.

En tus manos encomiendo mi espíritu, esta es la suerte

Que nos señala el Señor de la vida y de la muerte.

Pasión de Hiendelaencina

Pasión de Hiendelaencina

Para conocer un poco mejor nuestras costumbres de Semana Santa recomendamos acceder a nuestras dos entradas anteriores:

https://valverdedeocejon.com/2023/04/06/del-domingo-de-lazaro-al-de-quasimodo/

https://valverdedeocejon.com/2024/03/28/estampas-de-semana-santa/

Si te ha gustado esta entrada, ¡compártela!

Suscríbete

Con cada entrada nueva en el blog, recibirás un email de aviso

Únete a otros 37 suscriptores

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¡Nueva sección Rutas!

Descubre más desde Valverde de Ocejón

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo