Almiruete a Valverde por Ocejón y el Cerro del Campo (Por Gonzalo Benito)

Llega la primavera y se nos renuevan las ilusiones por echarnos al monte. Hoy presentamos una ruta, también cañera, de la mano de un paisano valverdeño, Gonzalo Benito, una máquina de andar el monte.

Por tradición, por semejanzas y por cercanía, siempre ha existido algún tipo de lazo de hermandad entre las gentes de Almiruete y Valverde. Nuestros mayores quizá recuerden aquella época dónde se comerciaba o se intercambiaban alimentos o ganado de un lado y de otro. Por eso quizá, entre otros muchos motivos, tenía tantas ganas de realizar la ruta de ascenso a nuestro querido Ocejón desde allí, aunque es imprescindible motivación y buena forma.

La ruta inicial ha sido arreglada recientemente por los propios vecinos de Almiruete que, con medios limitados pero muchas ganas. realizaron un trabajo fantástico, señalizando la ruta a lo largo de todo el recorrido. Parte desde una de las fuentes del pueblo, junto a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde encontraremos un cartel que nos indica el camino a seguir, la ruta PR-GU 19.

Los primeros metros hasta llegar a la curva de la carretera pican bien fuerte, para calentar las piernas, así que es mejor tomárselo con calma. Una vez cruzamos la carretera GU-211 y el arroyo de los Cañales nos volveremos a encontrar con una considerable pendiente ascendente, en un camino que, aunque no es estrecho, sí tiene bastantes rocas sueltas, por lo que es mejor tomárselo con calma para evitar sustos.

Nos vamos a ir moviendo entre encinas y jaras, lo que haría de esta ruta una auténtica delicia en la época en la que estas últimas estén en flor durante los meses de mayo y junio. Seguiremos ascendiendo por la loma dejando a la izquierda el barranco del arroyo de los Cañales, por un paraje que en Almiruete conocen como La Dehesa. Llegados al punto alto de este tramo daremos vista ya hacia el pueblo de Palancares.

Aproximadamente en el kilómetro 2,4 nos adentramos en el pinar, donde agradeceremos la sombra si el calor aprieta, ya que en lo que llevamos de recorrido hemos transitado entre vegetación baja. El camino también se ensancha en este tramo. En el kilómetro 3,1 llegamos a un cruce, de nuevo perfectamente señalizado, donde tendremos la opción de desviarnos hacia Valverde por la ruta GR-60 o, como es nuestro caso, girar a la izquierda siguiendo la pista del pinar para continuar por la PR-GU 19. En este punto nos quedan 5,9 km hasta la cumbre.

Continuamos metiéndole kilómetros a las piernas por el camino del Recuenco dirección sur-oeste hasta llegar al collado del Porrejón, en el km 4 a unos 1450 m de altitud. Las vistas desde este punto ya nos dejan intuir lo que podremos encontrar de aquí en adelante. Estamos en la divisoria de la Sierra del Ocejón, al este el valle del Sorbe y al oeste la cuenca del Jarama, pudiendo disfrutar durante el resto de la ascensión de la panorámica de los pueblos negros y de la sierra del Rincón, divisoria entre la comunidad de Madrid y la provincia de Guadalajara.

Desde aquí continuamos rumbo norte, siguiendo la cresta en todo momento. La senda se estrecha, pero gracias al impecable trabajo realizado, se puede seguir sin problemas. Dejamos atrás el pinar, por lo que las sombras serán escasas de aquí en adelante, salvo por alguna que otra peña.

En un pequeño tramo atravesaremos terrazas artificiales, inicialmente excavadas en el terreno para albergar pinos de repoblación que nunca llegaron a ser plantados. También tendremos que rodear alguna de las peñas grandes que componen la cresta, pero sin mayor complicación. Y las vistas lo merecen.

En el km 6, una vez llegamos al cerro conocido como del Robledo Castellar (1675 m) tendremos un pequeño descenso que las piernas agradecerán, que nos llevará hasta el collado Soria. Aquí, en el km 6,5, una pequeña pizarra nos indica el desvío hacia la fuente del mismo nombre, que salvo en verano, es más que probable que nos permita darnos un descanso y un trago de agua. Teniendo en cuenta que desde aquí todo lo que nos queda hasta el Ocejón es ascender entre pizarras, praderas y gayuba.

Según vamos avanzando empezamos a encontrar a nuestro paso pequeños robles rebollos entre lascas de pizarra y la gayuba, tan presente en nuestra sierra. Llevamos ya 7 km en los que las piernas empiezan a pesar, por lo que tenemos que empezar a dosificar las fuerzas. La pendiente empieza a ser más pronunciada y según avanza la mañana el calor aprieta, así que mejor tomárselo con calma y disfrutar de las vistas. En todo momento el camino sigue estando perfectamente señalizado, ya sea por majanos de piedra o por los postes de madera instalados cuando se habilitó la ruta.

En el km 8 llegamos a la última de las cumbres previas al Ocejón. Estamos en la Cabeza del Mostajar (1842 m) desde donde ya tenemos una vista frontal de la cara sur de nuestro destino. La imponente mole gris de pizarra tiznada de manchas verdes, que tendremos que ascender unos metros más adelante, se recorta este día contra un cielo azul limpio de nubes.

Llegados a este punto ya únicamente cabe seguir avanzando, paso a paso, queda un último esfuerzo.  Es el tramo más duro de la ascensión en el que las piernas pedirán algún que otro respiro. No tenemos que olvidarnos de que nos rodea un entorno digno de admirar, así que estos pequeños descansos pueden servir para empaparnos de cada detalle de la ruta. A la izquierda los rebollares y los pueblos negros de la vertiente oeste, y a la derecha la Peña Mala y el valle del Río Seco con el pueblo de Palancares.

Después de unas pequeñas zetas, y con la sensación del esfuerzo recompensado, llegamos a los últimos metros, donde la pendiente ya no es tan pronunciada aunque la senda se vuelve más técnica. Tenemos que caminar entre lascas de pizarras recubiertas de liquen que sobresalen de manera vertical, a modo de cuchillas. Muy cerca tenemos ya el mítico montículo de pizarras donde cada fin de semana previo a Nochebuena se coloca un pequeño belén.

Tras 9,2 km, y dos hora y media después de haber emprendido la marcha desde Almiruete, llegamos por fin al vértice geodésico del Ocejón (2049 m). Da igual cuántas veces haya subido, siempre es gratificante ese momento de tocar el maltrecho cilindro de hormigón y sentir que el esfuerzo ha vuelto a merecer la pena, y para las personas que hemos crecido a sus faldas existe un vínculo muy especial. Es el momento perfecto para parar, respirar y tomar un merecido almuerzo mientras a nuestro alrededor el mundo parece estar detenido.

Llegados a este punto, uno nunca sabe con qué le va a sorprender su propio cuerpo, pero a mi ese día me vino a decir: ¿Por qué no aprovechábamos la oportunidad perfecta de hacer de esta ruta, ya de por si exigente, un rutón para recordar? El cuerpo me pedía no dejarlo aquí. Después del bocadillo y unos minutos de recuperación, las pilas estaban recargadas, y me vi caminando en dirección a Ocejoncillo, siguiendo todavía por la divisoria de la sierra hacia collado Viezo, Chortal Redondo y el collado de Majaelrayo. Sumar kilómetros estaba en mi punto de mira mientras las energías no me abandonasen.

Tras bajar por las Campanitas a la Majada del Roble nos espera otro tramo de subida hacia el Campachuelo (1898 m) que, no siendo especialmente dura, sí lo puede ser cuando llevas 13 km a tus espaldas. Después, enlazar el Campachuelo con todas las cumbres hermanas que quedan hacia el este es un paseo muy agradable, sin apenas desnivel entre ellas, con lo que ampliamos la lista de cimas del día, pasando por el Cillerete hasta el cerro del Campo (1934 m), con una de las mejores panorámicas que podemos tener Valverde y todo el valle, y otro ejemplo de majano de pizarras, quizá el más alto de la zona.

Caminando unos 500 m hacia el norte del cerro del Campo nos encontramos el último de los vértices geodésicos de la ruta, en torno al km 17. Si continuamos en dirección este, descendiendo a lo largo de 2 km toda la loma de las Piquerinas, llegamos hasta la última de las cimas, la de menos altitud (1758 m) pero la que da nombre a la propia loma.

Ya solo queda descender por la cara norte de las Piquerinas, pisando la acolchada gayuba y algún que otro canchal, hasta el camino que une la fuente de la Porrilla con el collado del Peyuste. Se trata ya de un camino muy cómodo, una pista forestal que, ahora sí, nos lleva hasta el pueblo de Valverde después de una bonita mañana.

Después de 23 km en total, unos 1400 de desnivel acumulado y 8 horas de ruta, al llegar lo primero que nos apetece es dar un buen trago de agua en la fuente de la plaza y un remojón debajo del caño. Y disfrutar de la sensación de haber conseguido hacer un buen rutón recorriendo la sierra del Ocejón de sur a norte.

Si quieres seguir la ruta, aquí tiene el enlace

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ocejon-desde-almiruete-162872627

Gonzalo Benito

 

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