Tejedores e hilanderas

Días pasados publicábamos el número 6 de nuestra Carta del Pueblo,  https://valverdedeocejon.com/wp-content/uploads/2023/03/Carta-6.pdf. Destacábamos allí el recuerdo a nuestros tejedores. Dicen que hasta seis telares existían en Valverde y nuestros paños se distribuían por toda la sierra en caballerías, llegando incluso hasta la Sierra Norte de Madrid. Al mismo tiempo publicábamos también una galería fotográfica denominada “Tejedores e Hilanderas” que queremos resaltar.

https://valverdedeocejon.com/galeria-tejedores-hilanderas/

Siendo tradicionalmente un pueblo de pastores (hubo un tiempo en que en el pueblo había más de 3000 ovejas), la industria de la lana tenía una gran importancia. El esquileo, a tijera, podía durar varios días a manos de los ganaderos y allegados. Si los vellones no se los llevaba el lanero, la lana se procesaba en el pueblo desde el propio esquileo hasta la pieza ya elaborada, mantas, calcetines, etc, como describimos en su día en nuestro artículo “De la oveja al calcetín”. https://serraniadeguadalajara.com/ArticuloEsquileo.pdf

Lavar la lana para que suelte la mugre, pizcarla, imprimarla, cardarla, hilar con la rueca y el huso o con el torno, devanarla, etc. eran los pasos previos hasta que los hilos, hasta un millar, se colocaban en el telar. Este consta de un gran armazón en el que se colocan los enjulios, movidos por una rueda dentada, que van plegando los hilos y recogiendo la urdimbre. La lanzadera va pasando entre los lizos que, movidos por los pedales se van cruzando para formar la trama que, finalmente es comprimida por los peines. Todo ello es testimonio todavía reproducible gracias a la labor de restauración  de Mauro y sus recuerdos del oficio.

En función de la colocación de los hilos y sus colores se forma el dibujo de las piezas que puede ser de cuadros, de rombos, de tiras, etc. El resultado final son mantas traperas, colchas, alfombra, el tapabocas morillano, etc. Haremos mención también de la “manta de cobijón”, cuya peculiaridad es que, cosida por dos lados, da lugar a un cucurucho o cogujón que se colocaba sobre la cabeza y que llevaban los pastores para protegerse de las inclemencias. La pieza original, de gran peso, tamaño y grosor, había sido batanada previamente para hacerla más impermeable y consistente.

En la serie fotográfica a que nos referimos aparecen imágenes de la exposición fotográfica que se llevó a cabo en el año 2014 en el museo etnográfico de Valverde con todo tipo de piezas elaboradas por las mujeres valverdeñas: las mantas de Leocadio, las colchas de la tía Ignacia, el cobijón de Ramón y Esteban… También aparecen imágenes tomadas en diversas ocasiones en que se hicieron exhibiciones de trabajos con la lana, en una ocasión impulsada por la asociación “Artesa”, en otra por la Asociación Serranía de Guadalajara, y también tomadas en labores comunes a la puerta de casa por el que fue cura párroco en Valverde D. Javier García Gárgoles y por quien esto escribe.

Todo aquello ha desaparecido, junto con el ganado y los serranos y serranas que lo aprovechaban. No ha habido renovación, al modo de algunos lugares como la comarca asturiana de Taramundi y Los Oscos o localidades en el alto Aragón: la artesanía textil es inexistente en nuestra sierra y sus instalaciones (telares, batanes, al igual que los molinos, hornos o fraguas) y las técnicas y productos artesanos son ya sólo objetos de museo y objetivo de escritos y películas cargadas de nostalgia. Cualquiera de nuestros pueblos, y Valverde entre ellos, podría ser asiento de rutas etnográficas que dieran contenido a los visitantes y ocupación a los pobladores. Pero hacen falta iniciativas, públicas o privadas, que lo hagan posible.

https://valverdedeocejon.com/wp-content/uploads/2023/03/Carta-6.pdf

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