Entre el Lobo y el Campachuelo.

…Y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre… y el cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche (Libro del Apocalipsis).
Creíamos que, pasados los intensos calores de agosto y llegado el otoño, estaríamos libres del peligro del fuego. Ya se iban olvidando los incendios del noroeste de España y el más próximo de Valdepinillos. Pero la naturaleza es caprichosa, la suerte no nos acompaña y ambas nos devuelven a la realidad, esa que nos estamos construyendo, poco a poco, entre todos.
En la mañana del 21 de septiembre Guadalajara soltaba el chupinazo del final del encierro y hacia la Sierra, en un lugar indeterminado del norte, aparecía una columna de humo. No parecía mucho, era controlable, se calculaban en los primeros momentos de 100 a 300 Ha. Pero poco a poco se fueron oscureciendo las cumbres de la Sierra de Ayllón.
El Infocam se pone en marcha: 2 medios aéreos, 4 medios terrestres, 28 efectivos… Sale a la luz que en los últimos días han desactivado la mayor parte de los medios, quedando solo el 29%. Sigue estando la situación de alerta de incendio, sigue habiendo limitaciones para agricultores y uso de maquinarias, pero se desactivan los recursos. Los trabajadores/as del Geacam se quejan de que no les han movilizado, y que están viendo cómo se quema el monte sin poder actuar:
“Estás viendo que están trayendo medios de todos los sitios, pero los medios propios que tienes no están activos para ir al incendio…. Si tenemos medios activados, normalmente los incendios los dejamos en conato. Si no tenemos medios activados, no tenemos una actuación rápida y no se quedan en conato. Pasa lo que está pasando ahora».
La zona es muy escarpada y los accesos para máquinas y personas son difíciles. Van llegando medios aéreos y terrestres. Parece que se podía controlar, pero hay mucho viento y al llegar la noche se suspenden las actividades. Hay que cortar la carretera Gu-187 que va hacia Colmenar. Los vecinos de la comarca empiezan inquietarse.
La gente de Majaelrayo, Robleluengo… mira por encima del regajo de las Yeguas y todo es humo. Hablamos con los amigos: “¿Estás de voluntario?” “Ojalá pudiera, pero no dejan pasar a nadie, ni siquiera a los ganaderos…” (Tavi)
En Almiruete no saben lo que les viene por encima de Ocejón: “Tenemos mucho humo en el pueblo de repente y la gente se ha puesto nerviosa…” (Alberto)
La dirección de Parque Natural no pega ojo y reza: “Tiene mala pinta, ha entrado en el barranco del Veguillas”. “Por lo menos no peligra el Hayedo”. “¡Nooo! ¡El Hayedo no!” dice Ana.
Dice un bombero forestal: “Pues la cosa iba bien, pero se ha reproducido en una zona que dejamos ayer perimetrada y mira cómo está ahora…”
Por la Humanes la gente empiezan a toser: “El lunes por la tarde llegó el humo a la Campiña y el aire se hacía irrespirable”. (Paco)
Los primeros días la noticia era relevante, luego se va difuminando. Llegando el fin de semana cambia el viento, el fuego se reaviva y también la polémica. Se recrudecen las críticas, saltan chispas, las redes echan humo, algunos están que arden (perdón). Algún famoso columnista se lanza al ruedo, el Pico del Lobo había tenido polémica años atrás por la propuesta de una base del ejército, por el mamotreto arquitectónico de la cumbre:
¿Ya no interesa el Pico del Lobo? Aquí hay que recordar ese lema de la propia Junta: “no pasa nada hasta que pasa”. Y está pasando y se está quemando uno de los referentes medioambientales de la provincia de Guadalajara bajo las críticas y la indignación de los servicios de extinción que algo se habrán de esto. Igual un pelín más que el Delegado Provincial de Desarrollo Sostenible. Mientras, los escasos vecinos de Peñalba de la Sierra o el Cardoso ven como sus quejas apenas alcanzan a escucharse unos metros más allá. Es para hacérnoslo mirar” (Antonio Herraiz).
¿Problemas de las autonomías? El Pico es límite de dos provincias y comunidades autónomas, hay por medio mucha burocracia para los permisos y las actuaciones. ¿Será por eso que en los primeros momentos del incendio no se utilizaron el embalse del Vado ni el de Riofrío para repostar los helicópteros?
Imagen de Peñalba al atardecer. Foto en las redes sociales
La cosa se complica y poco a poco van llegando nuevos medios de otras comunidades: Madrid, Castilla y León, y el “Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico” (nada menos). Hay mucho humo, no hay peligro inmediato de que los pueblos ardan, pero las comunicaciones peligran y los resultados no son los esperables, hay que perimetrar los pueblos. El viernes, cinco días después del comienzo del fuego, se prepara la evacuación de Peñalba y Bocígano. Tenemos un ejército con muchos medios que, de momento, no tiene guerras en perspectiva. Se va a Gaza. “Si necesitan ayuda que la pidan”. Parece que al final se ha pedido y llega la UME. La consejera de Desarrollo Sostenible arremete contra los críticos:
“No tienen ni idea de cómo se apaga un incendio en alta montaña” “Vamos a cambiar de estrategia, utilizaremos el fuego contra fuego y en pocas horas nos reuniremos para ver los resultados”, dicen las autoridades y llega el presidente: “Es un incendio rarísimo, de altísima montaña y que se esconde detrás de las piedras”.
Defienden a los/as trabajadores y bomberos forestales, y, de paso, la propia gestión. En el fin de semana ya nos acercamos a las 2000 Has. Los medios utilizados ya son considerables: 26 medios aéreos, 28 medios terrestres, 254 efectivos… Se restringe el acceso al Hayedo de Tejera Negra por posible afección por humo.
Los senderistas y montañeros lloran y la gente lanza la frase más oída a lo largo de la semana: “Se les ha ido de las manos”. ¿A quién? ¿A ellos? A todos nosotros. El fuego se nos ha ido de las manos, el monte se nos ha ido de las manos, la ganadería extensiva se nos ha ido de las manos, la despoblación se nos ha ido de las manos, la vocación rural se nos ha ido de las manos…
Desde el alto del Campachuelo un senderista contempla el humo que llena el valle y cubre el Pico del Lobo. Una colonia de mariquitas se esconde en la caseta que alberga un libro de recuerdos montañeros, un corzo corre hacia el Cerro del Campo, Ocejón se vislumbra a través del humo y detrás del fragor de los helicópteros. En las estribaciones del Cerrón y la Cebosa había una colonia de lobos, con sus lobeznos…
En el libro de recuerdos del Campachuelo un montañero escribe:
“Cuántas veces pisando estos cerros, mis preferidos. Pero hoy, por desgracia, contemplando cómo el fuego calcina las estribaciones del Pico del Lobo, ¡Nunca más!”
Gracias por esa crónica que describe la dramática situación y el abandono de estas tierras por parte de burócratas a los que sólo les importan votos en según qué momentos. La crónica es desgarradora pero refleja la situación y evoca unos paisajes y una riqueza natural que desaparece por culpa de mala gestión y actuaciones negligentes
Gracias, Rafa, escrita con el corazón y mirando al monte.