Historias del Sorbe (II) Historias y leyendas.

Continuamos el relato sobre nuestro Río Sorbe, tras la descripción de su toponimia, trayecto y construcciones que lo pueblan. Hoy hablamos de historias, leyendas y costumbres que han surgido en sus riberas.
LOS SUCESOS
En 1835 una banda de facinerosos asolaba la zona, siendo sus componentes apresados por los vecinos de los pueblos, como cuentan los partes que dirigen el comandante del puesto de Galve y el corregidor de Atienza al Gobernador Civil:
“En el dia 9 del corriente como a cosa de las seis de la noche recibí un parte verbal de la justicia de Humbralejo, y esta de la de Valverde como se habían presentado en el pueblo de Zarzuelilla los facciosos en número de 5 ó 6 y sin pérdida de tiempo despaché un parte a Valdepinillo para que aquel reuniese su fuerza mientras tanto que yo y los demás pueblos de esta corporación hacíamos lo mismo; de suerte que puesto que fue por la obra los partes de uno en otro pueblo andaban con la mayor vigilancia, comunicándosenos por el de Valverde que los facciosos habían salido del dicho Zarzuelilla al anochecer, y que los habían seguido hasta el puente del canto, que sin duda se hallaban en unas parideras de ganado llamado el sitio la taina”.
En 1905, Juan Mata Moreno, vecino de Valverde fue hallado muerto en la denominada Danza de las Cuestas, sobre el cauce del Río Sorbe. Parece que había estado pescando en el río, apareciendo su cadáver con signos de violencia y ensañamiento, siendo presos por sospechosos dos vecinos de Valdepinillos.

Flores y Abejas, 30 de agosto de 1931
El crimen de un hijastro. Contaban los mayores que en el Pozo de la Salguera, cerca del camino entre Valverde y Umbralejo, fue arrojado el cuerpo de un vecino de Umbralejo tras ser golpeado por otro, que resultó ser su hijastro. En su detención participaron el tío Eleuterio y el tío Melitón, de Zarzuela. Probablemente corresponde con la noticia aparecida en 1931, “El crimen de un hijastro” en la que se refiere también la implicación de la esposa de la víctima. El hecho tuvo importante repercusión en prensa y, sin duda, en la comarca.
Un vecino de La Huerce. En fecha no contrastada, una pareja de valverdeños que pescaba en el río Sorbe sorprendió a un vecino, al parecer de La Huerce, cortando leña en una suerte cuyo derecho no le pertenecía. La discusión se enconó y en un momento determinado los leñadores le arrojaron desde unas peñas una gran piedra que lanzó al pescador al río. El suceso quedó sin aclarar, pero poco después pasó por allí el cura camino de Galve encontrándose con uno de ellos en presencia de otros lugareños; en un momento determinado el cura tuvo unas palabras con él y rompió inadvertidamente el secreto de confesión al exclamar: “a ver si me vas a hacer a mí lo que hiciste el otro día con el que cayó al río”, lo que provocó que se descubriera y detuviera al causante del suceso. Es posible que este hecho corresponda al suceso que se describe como el del «tío Manso»

Roto del Pozo
El Pozo del Roto, uno de los más profundos y conocidos del término, debe su denominación a la perforación manual de un túnel de unos 7 m de largo, que realizó en la piedra uno de los antiguos personajes valverdeños más famosos del siglo pasado, el tío Agapito. El túnel vio la luz al otro lado, pero al agua no llegó a pasar por el tramo de desnivel positivo que no llegó a corregir el esforzado valverdeño.
Pasándose “al otro lado”. Durante la guerra civil, el río Sorbe marcaba la frontera entre el bando “nacional” que se asentaba en al margen izquierdo (Cantalojas, Galve, Condemios…) y el bando “rojo”, que asentaba, sobre todo, en Humanes y Tamajón. Muchos valverdeños tuvieron que cruzar el río para pasar hasta Cantalojas y también lo cruzó, por última vez, probablemente por la Pasadera, Miguel Benito, el cartero, cuando fue apresado, y después muerto, por los falangistas.
Los curas ahogados. Cuentan, sin que nos quede constancia alguna del hecho, que hace varios siglos perecieron ahogados siete curas en el denominado Pozo de los Curas, un poco más abajo del molino y puente de La Huerce y encima del Pozo de La Olla. No hemos encontrado referencia alguna en prensa histórica ni tampoco lo cita J.A. Marco en su libro sobre nuestra parroquia, a pesar de ser un hecho tan trascendente, por lo que lo ponemos en duda y al nivel de los chascarrillos locales. El hecho sucedería al ir a bañarse uno de ellos, que no sabía nadar, en el referido pozo y el intento de los demás en salvarle, todos probablemente con sotana, condujeron al fatídico y dudoso desenlace.
El brazo amputado. En agosto de 1924 se publicaba en el periódico La Palanca la noticia siguientes: “En Palancares el vecino de La Nava de Jadraque Exxxx Cxxxx, al intentar arrojar al Sorbe un cartucho de dinamita, explotó éste en su mano, ocasionándole heridas que han precisado la amputación de dicho miembro”.

Incendio junto al Sorbe
El incendio junto al Sorbe. En Julio de 1986 una barbacoa en la veguilla de Umbralejo provocó el mayor incendio que se ha conocido por estas tierras. Ardieron 25 km cuadrados en el margen derecho del Sorbe durante tres días y se arruinaron definitivamente las casillas de Majadas Viejas, el último poblado deshabitado de Valverde.

Plantación de marihuana junto al Sorbe
La plantación de marihuana. En septiembre de 2019 fue desmantelada una plantación de 4600 plantas de marihuana, junto al Sorbe, entre Semillas y Palancares. La plantación, atendida desde tiendas de campaña, poseía un sistema de cobertura y de regadío a partir del río, que permitía un cultivo próspero y clandestino en un espacio al margen de miradas de curiosos y autoridades.
RIADAS Y SUS CONSECUENCIAS.
Sucesivas riadas fueron derruyendo muchos de los puentes del Sorbe, los más famosos el de la “puente el canto”, y el del paso a Umbralejo, allá por los años sesenta, que duró menos de diez años. La última riada, marzo de 2025. se llevó un modesto maderamen colocado por Juanjo y Antolín en el puente de La Huerce junto al molino del Cubo y, aunque pasó por encima del puente de hormigón de la carretera GU-211, parece no llegó a afectar en exceso a la estructura. Muchos mozos de Valverde todavía se acuerdan de su construcción y el hormigonado de los pilares en su base.
Arrastrados por el agua. No sabemos de nadie ahogado en el río, aunque algunos corrieron peligro de ello. También muchos jabalíes y otras piezas de caza, arrastrados por el agua después de heridos, tuvieron que ser recuperados en múltiples ocasiones, con riesgo de arrastre de los cazadores, en un tiempo en el que la caza era algo más que afición y su carne era una solución a las carencias.

Puente del camino a Umbralejo, años sesenta
El cojo de las estampitas. El hombre recorría los pueblos con sus borricos vendiendo estampas, medallas y coplas. Cuentan que en uno de sus viajes se lo encontró el tío Mariano cruzando el Sorbe descalzo porque había tirado las botas al otro lado del río. La fuerza del agua era superior a la de sus posibilidades y a las fuerzas de los burros y en medio de la corriente exclamaba “¡Máximo, que vas al revés! ¡Ay mis puntillas! ¡Ay mis botones!”
Victorino el de Cantalojas, pasaba un día con las cabras por el Puente del Turqueño. El agua saltaba el puente y la corriente arrastró al rebaño y al pastor. Salió como pudo por el otro lado y las cabras nadando, también como pudieron. Dicen que si hubiera llegado hasta el Chorrerón de Umbríagorda allí habrían acabado sus días.
Demetrio, el de la Florencia, estuvo a punto de ahogarse en el Pozo de las Torcas de arriba. El remolino y las paredes lisas y empinadas dificultaron su salida. Pidiendo socorro, y ya con las boqueadas, le agarraron del cuello y consiguieron sacarle.
LA PESCA
Truchas, barbos, bogas, bermejuelas son (eran) abundantes en nuestro río. Cualquier método de pesca era bueno, y nunca peligró la supervivencia de las especies: a mano, a trueno, a caña, a trasmallo, a candela (lumbre en una sartén para deslumbrar a los peces), por envenenamiento, con la manga, a lanza, con retel… En 1929 Macario Benito se lamentaba en el periódico de los desmanes y abandonos a que se veía sometido el río.

Nota de Macario Benito, Flores y Abejas 24 marzo 1929
La pesca con pértiga tenía su arte y sus riesgos. Aun sin saber nadar, bajaban por ella, cogían unos barbos y los subían, algunos sujetados en la boca. Y más de uno, al parecer incluido Juan Mata, se deslizó por la pértiga al fondo de un pozo para pescar en una cueva sumergida y tuvo dificultades para volver a la superficie.
Con el trasmallo. En los grandes pozos siempre había alguna trucha que, rondando los cinco kilos, saqueaba las profundidades, depredando cuantos habitantes poblaban sus espacios. Por dicho motivo se autorizaba al guarda, Isidoro Mata en nuestros tiempos jóvenes, para pescar a trasmallo en el Sorbe al final de temporada. Así sucedió cuando, con dicho método, extrajimos una pieza de unos 4 kg en el Pozo de la Olla, que tenía en el lomo la marca en sedal de una bala y en su estómago una trucha de tamaño reglamentario.

Angelillo e Isidoro con las truchas pescadas con el trasmallo
Los cangrejos habitaban en el río de su nombre, realmente el de la Dehesa de Cantalojas o el de las Casas. Las aguas más calizas y templadas de dicho río favorecían su presencia y la especie desaparecía en la Junta, ya de fondo pizarroso, con aguas más frías y con menos cal. Actualmente otra especie invasora de cangrejo hace peligrar el equilibrio de la fauna fluvial.
Otros habitantes del río eran en un tiempo pasado el desmán (una especie de rata de agua con su característico morro con forma de trompa) y la nutria, presente en muchos pozos, y depredadora a su vez de especies del río y sus márgenes. Sus movimientos elegantes, fuera y dentro del agua, y su cuerpo y cola alargados provocaban la admiración de los bañistas que procurábamos deslizarnos silenciosos a su vera.
Anguilas es lo que no se ve en los últimos años como se refiere en las Relaciones Topográficas de 1903 hablando del río “Sorbel”: “se pescan barbos, truchas y anguilas” (García López, 1965, p. 132). Contaminación, depredadores y embalses parecen ser la causa de su práctica desaparición en los ríos de interior.
Desgraciadamente, las sequías persistentes, la falta de limpieza de su cauce, los residuos urbanos, químicos y vegetales, los aterrazamientos, repoblaciones y otras intervenciones humanas han cambiado de tal manera su fisiología y ecosistema que nuestro Sorbe ya no parece un río de montaña. Mientras que antiguamente la vegetación autóctona, la acción de los pobladores, el tránsito del ganado, el trasiego de los pescadores, etc. colaboraban a mantener limpio el cauce y sus márgenes, ahora las riberas son infranqueables y el fondo, un acúmulo de algas y residuos que le hacen perder el encanto progresivamente.

Desbordamiento del Sorbe en Marzo de 2025