CARTA DEL PUEBLO Nº 5 (2ª época) – Junio de 1985 (J. F. Benito)
Publicado en Octubre de 1985, es este número de muy variada temática. Así, junto al ineludible repaso a la andadura de la Asociación y a los problemas del pueblo (entre los que destaca en esta ocasión la posible anexión forzosa a otro ayuntamiento, según se dice en el editorial ), encontramos una poesía de Mauro, relatos dedicados al majano de Ocejón y al desaparecido olmo, acta del deslinde entre Valverde y Galve, transcripción de un artículo del alcalde de Mochales publicado en Nueva Alcarria, titulado “Penas y quimeras de un alcalde rural”, crónica “quasi” taurina de lo que dio de sí el Día del Ocejón, una relación de pueblos de nombre Valverde, y un recuerdo a los tres hijos del pueblo fallecidos entre Junio y Octubre.
Referido también al nombre Valverde, pero en este caso el de nuestro pueblo, se incluye un relato que por su originalidad reproducimos aquí:
EL NACIMIENTO DE UN NOMBRE
(Cuento basado en lo que el tío Raimundo oyera a su abuelo, y que tuvo a bien contarme una tarde, en algún sitio) .

Raimundo Benito
Allá por el siglo XVI, había un pueblo que se llamaba Majadas Viejas, habitado en su mayor parte por pastores; la tierra era buena para el ganado, no faltando, por los diversos climas de los alrededores, yerba fresca casi todo el año. En invierno, el hondo del río permitía, cuando menos, triscar alguna mata; en verano, agostados los pastos bajos, la tierra alta ofrecía su yerba virgen a las reses de Majadas Viejas. Era en este tiempo cuando los pastores dejaban el pueblo y marchaban arriba para una temporada. ¡ Va al verde! , decían las amas mientras preparaban el avío a sus hombres; y el esposo iba al verde y volvía, acabados el torrezno y las patatas, cuando llegaba el esperado relevo.
Un mal año, el Señor de Galve, dueño de hombres y haciendas, dispuso que un rebaño de dos mil cabezas fuese, río abajo, hasta Muriel, para ser entregado al Duque de Medinaceli, a la sazón en Cogolludo. Y mandó que ningún otro ganado pastase, en medio año, en media legua a ambos lados del río.
Los hombres de Majadas Viejas se vieron perdidos. Pensó alguien, que la mejor solución, la única, era irse al Verde los seis meses de veda de pastos; una mujer, luego otra, y otras más hasta diez, quisieron ir con sus maridos.
Y así, en una solana del Verde, muy cerca de donde se juntaban el arroyo de la Chorrera y otro que bajaba de los sestiles, comenzaron a construir sus casas. Y a esas casas, quienes las habitaron, las llamaron, en recuerdo de otros tiempos , mejores para ellos, Vaalverde.

Casilla en Majadas Viejas
JOSEFER
Y si quieres leer el número completo, aquí lo puedes consultar: https://valverdedeocejon.com/wp-content/uploads/2025/07/Carta-II-6.pdf