Historias de la posguerra.

Trascurridos 90 años desde el comienzo de la Guerra Civil, pocos valverdeños pueden recordar lo que sucedió en los años posteriores. Gracias a sus recuerdos, a recortes de prensa y archivos de guerra, repasamos algunos hechos curiosos.
El 16 de abril de 1939, un año después de la evacuación de Valverde, se produjo el regreso de sus gentes al pueblo, Ese día comenzó la posguerra. Pocos días antes, 14 de abril, se había declarado la victoria por parte de Francisco Franco. En lo alto del pico Ocejón se encendió una luminaria y algunos subieron a cantar. Unos volvían al pueblo con sensación de victoria. Muchos no entendían muy bien lo que había pasado. Otros estaban encarcelados o pendientes de juicio. Los menos no volvieron.

Un grupo cantando en el majano de Ocejón
Comentan los supervivientes de la contienda que, al llegar al pueblo en abril de 1939, finalizada la guerra, el aspecto del mismo era deplorable: calles abandonadas, casas derruidas o quemadas, zarzas por todo el pueblo, en las viviendas y en los corrales, y restos del saqueo por todas partes. Las campanas también habían sido fundidas, los retablos quemados y la iglesia utilizada como alojamiento de personas y caballerías. Dicen que, desde la tribuna, los niños se tiraban sobre la paja que estaba acumulada en el suelo de la iglesia, que había sido ocupada por personas y caballerías con su forraje correspondiente.

Altar en los años 40
Después de la contienda se reconstruyeron tres altares, dos de ellos por el tío Cándido y el tercero fue obra de un hombre de Sigüenza, hermano de D. Manuel, cura que había sido de Umbralejo, con la colaboración de Crescencio Bermejo. Parte del retablo original fue reconstruido y colocado en la ermita por el tío Cándido.
La campana actual, ya única de las dos que había previamente, se adquirió mediante suscripción popular en el año 1940, encargada a la “Fundición de Constantino de Linares Ortiz de Carabanchel Bajo, proveedor de la Real casa». En su anverso tiene grabada en relieve una custodia con un Cristo crucificado en medio; en el contorno superior está esculpida la siguiente inscripción: “Sagrado Corazón de Jesús, año 1940” y más abajo: “siendo cura D. Conrado Benito y alcalde D. Celestino Mata”.

Inscripción en la campana «…Siendo cura D. Conrado…)
La población fue regresando progresivamente a sus casas, de modo que si en el censo de 1930 se habían contado 331 h. en 1940 ya alcanzaba de nuevo la cifra de 309, siendo alcalde el referido Celestino Mata y secretario interino Santiago Benito. Algunos valverdeños emigraron en aquellos años a países de Centroeuropa, siendo la vendimia, la industria lechera y la del automóvil alguna de sus ocupaciones en Francia.
El gobierno de Franco procesó y encarceló a los simpatizantes y activistas de la República. Así sucedió con el encarcelamiento, y posterior liberación de Macario Benito, Domingo Benito, Miguel Benito, Raimundo Benito, Leocadio Martín, Esteban Chicharro y Calixto Gordo, aunque sólo algunos cumplieran penas prolongadas. Así, en febrero de 1944, se publica un edicto del juez instructor de Atienza en el que:
“…por haber sido sobreseídos los expedientes de responsabilidades políticas que a continuación se relacionan, han recobrado los expedientados la libre disposición de sus bienes: Juan Montero Martín, Víctor Monasterio Mata, Tomás Benito Martín, Pedro Umbría Chicharro, Antonio Bermejo Monasterio, Valentín Bermejo Monasterio…, de Valverde de los Arroyos.” (BOP, 12 febrero 1944, p. 2)
Los hermanos Macario y Raimundo Benito fueron de los que más duramente vivieron la persecución por parte del gobierno de Franco. Presos durante un largo periodo de tiempo y condenados a muerte, hubo una recogida masiva de firmas de hijos del pueblo abogando por su liberación y conmutación de penas, con resultado favorable.

El cepo para inmovilizar a los malhechores
Cuentan que, finalizada la guerra, en el paraje denominado El Costarrón, cerca de las casillas de La Mata, se encontraron algunos restos que parece provenían de contendientes de la guerra civil. Según unos, pertenecían a petarderos o dinamiteros que recorrían los caminos y puentes poniendo explosivos, que fueron sorprendidos y rodeados allí siendo tiroteados y muertos. Según otros el hecho se refería a un vecino, pariente del tío Ramón, que salió huyendo con su cuadrilla de Zarzuela, siendo sorprendidos en las casillas de la Mata, donde, prendiendo fuego a los matorrales, les obligaron a salir produciéndose allí el tiroteo que acabó con su vida.
Cuando los valverdeños fueron regresando apenas volvían con pertenencias. De Cantalojas volvieron trayendo también las caballerías y vacas que habían podido llevar consigo. Los que se pasaron a la zona «roja» prácticamente no pudieron llevarse nada. El gobierno franquista permitió a aquellos que volvieran con sus animales, pero los evacuados a la zona republicana no pudieron recuperar sus vacas y mulas. Más al contrario, se los entregaron a los simpatizantes de la rebelión. Alguna vaca volvió, sin dudarlo, a la cuadra donde había salido dos años antes, incluso aunque la hubieran cambiado de dueño.
Era un tiempo en que todos los pobladores de Valverde tenían que colaborar a la recuperación del pueblo. Contaba Flora Gordo que cuando era la época de la siega tenía que ir s acarrear a las añadas correspondientes, algunas muy retiradas del pueblo. Para no perder el tiempo entre la ida y la vuelta se acostaba en el campo, se ponía los rodillos de las caballerías como almohada y dormía en el surco a la luz de las estrellas.

La familia de Lorenzo y Florencia en los años cuarenta
La alimentación era escasa y poco variada. Sobre todo puchero y muchas patatas y gachas a base de harina de almortas. Probablemente esto ocasionó que Paco Mesón adquiriera sus problemas neurológicos debido al latirismo, enfermedad que se adquiere con la escasa alimentación y la abundancia de la referida harina. La misma Florita nos contaba cómo en una ocasión dio involuntariamente una patada a la sartén con las patatas de la cena y toda la familia tuvo que irse a la cama sin cenar.

La Maestra en Zarzuela con los niños, años cuarenta
Las diversas familias iban adquiriendo ganado según sus posibilidades, algunos sólo media docena de reses, otros un rebaño entero. Cuenta María que su abuelo Benito y el tío Fructuoso compraron un rebaño de unas 40 ovejas a uno de Campisábalos. Ella era la encargada de pastorear el hato y decía que no se le veía por encima de las reses, de pequeña que era. Y como no podían pagar el valor del rebaño acordaron pagar al vendedor en especie: la mitad de los corderos eran para él y la otra mitad para los que los cuidaban.
Acabada la guerra, correspondía empezar la recuperación de la normalidad y la reconstrucción de los pueblos y dotación de servicios. La visita del gobernador en 1944 fue de obligada asistencia y protocolo. Las autoridades locales salieron a recibirle, probablemente a la Majada del Roble, en el límite con Majaelrayo, proveniente de El Cardoso de la Sierra, pasando por Bocígano, Peñalba y Majaelrayo. Vino con toda su comitiva en caballería y al pasar por las Chorreras analizaron la posibilidad de instalar allí un salto de agua. Analizaron los problemas del pueblo, valoraron la situación del molino y sus posibilidades de cara a la electrificación, se preocuparon de la formación escolar, y los danzantes efectuaron sus danzas en honor de la comitiva.
El edificio del Ayuntamiento actual fue construido probablemente en 1946, ya que a raíz de las celebraciones del 18 de julio de 1946…
“El gobernador civil, señor Casas Fernández, en nombre del Caudillo, ha concedido a los ayuntamientos que a continuación se expresan las subvenciones siguientes: …a Valverde de los Arroyos, para construcción de la Casa Consistorial, 4.000 pesetas”
El ayuntamiento y casas adyacentes en los años cincuenta
El 23 de Julio de 1949 el periódico Nueva Alcarria publica…
“la asignación de subvenciones que el Caudillo concede con carácter extraordinario para obras de interés local, adjudicadas habiendo a los sido pueblos siguientes en la cuantía que se detalla: “… Valverde de los Arroyos, instalación de una central eléctrica: 10.000 pesetas”.
Todo ello, y mucho más, salvo error u omisión, para rememoración, sosegada, de los protagonistas supervivientes, e ilustración y curiosa sorpresa, sin pretensiones de reivindicación, de sus descendientes.
Felicitaciones, muy interesante
Muy interesante, como siempre, conocer nuestra historia.